Bonita excursión por la costa de Manacor que comenzaremos dejando aparcado nuestro vehículo junto a unos bancos de madera que se encuentran bajo unos pinos en la confluencia de la calle Punta Rosa con Berganti.
Inmediatamente nos vamos a ir aproximando al filo del acantilado para hacer justamente por el borde del mismo todo el trayecto lo que hará a pesar de la dificultad al caminar por un terreno tan erosionado más interesante y bonita esta excursión que sin ser muy larga en el tiempo sin embargo y siempre según mi opinión merece la pena hacerla.
En cuatro minutos nos encontraremos con una pared seca que tendremos que cruzar al otro lado de la misma haciéndolo por unos peldaños de piedra clavados en la pared para tal efecto. Una vez al otro lado de la pared, nos encontramos ya en un terreno virgen de monte bajo por donde transita un sendero cómodo que nosotros vamos a obviar ya que lo que yo quiero es animar a hacer esta excursión bordeando siempre el acantilado a pesar de lo incomodo que esto puede ser.
once minutos aproximadamente después de saltar la pared llegaremos a la altura de cuna caseta en ruinas donde un pequeño cabo se adentra en el mar, al que nos podremos acercar a través de una arista con cierto peligro ya que por debajo de la misma en un pinto determinado el terreno se encuentra hueco con el consiguiente peligro.
Una vez de regreso de la vista al cabo, seguiremos nuestro camino bordeando el acantilado y caminando por un terreno de rocas erosionadas y afiladas como navajas donde si tropezamos corremos un evidente peligro de hacernos daño.
Tras seis minutos de caminar cruzaremos una pequeña torrentera y ocho minutos después llegaremos a la altura de una gran roca que se encuentra próxima al acantilado que nos puede servir de referencia para encontrar la cova del Tabac que se encuentra en el acantilado a una altura aproximada de siete metros. La cova del Tabac es una pequeña cavidad que se encuentra en el mismo acantilado teniendo que descender por el mismo hasta llegar a las dos bocas de entrada una encima de la otra que debido a la estrechez de la inferior es un poco incomodo el acceso a la misma. Las dimensiones de la cueva son muy pequeñas y por tanto tampoco hay mucho que contar de ellas aunque siempre merece la pena visitar este tipo de cavidades.
Nuestro siguiente destino será cala Petita, una preciosa cala virgen que se encuentra a tan solo ocho minutos y que estuvo a punto estuvo de ser urbanizada de no haberse creado una corriente de opinión que ayudo a su salvación al menos de momento.
Una vez abandonada la cala, seguiremos nuestro camino buscando otra pequeña cavidad que al igual que la interior se encuentra en el acantilado a ocho minutos de distancia a la que accederemos también descendiendo por el acantilado. Las dimensiones aproximada de esta cavidad son de cuatro metros de profundidad por unos tres de anchura.
Nuestro próximo destino es ya la cala de cala Morlanda a la que llegaremos tras bordear la costa unos cuarenta y cinco minutos y donde además de disfrutar de su belleza podremos reponer fuerzas antes de regresar.
Hay una senda bien definida retirada de la costa por la que podremos regresar de una forma más cómoda y rápida para así dar un poco de descanso a nuestros doloridos pies.
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